En el estado de Florida, una orden estatal de permanecer en casa entró en vigencia el viernes temprano, luego de que el gobernador republicano Ron DeSantis pusiera fin a su oposición, que se prolongó durante varias semanas, a imponer estrictas medidas de distanciamiento social.
Los lugares de culto se encuentran exentos del cumplimiento de dichas medidas en virtud de ser “servicios esenciales”, lo que aumenta el temor de que se produzca una propagación comunitaria del virus en iglesias, mezquitas y sinagogas.
Al menos 144 personas han muerto de COVID-19 en Florida, donde se encuentra una de las las poblaciones más grandes de residentes de 65 años o más en Estados Unidos.